EL PROCESO DE CONVERTIRSE EN VARON
El presente trabajo corresponde a la reseña
presentada en el marco de la Diplomatura en Masculinidades y Cambio Social,
dictada por la Facultad de Ciencias Sociales, UBA (2023) y pretende plantear un
paralelismo entre una teoría psicológica sobre la construcción de la
personalidad, y la construcción de la masculinidad hegemónica.
Por una cuestión de espacio y porque no pretende
ser más que una reseña introductoria a futuras reflexiones, me voy a centrar
solo en los varones cis heterosexuales. También por una cuestión de economía
voy a tomar, aceptar y proponer al término “varón” de aquí en adelante,
como aquel que designa al nacer a las personas con pene y que se auto perciben
como tales, y a la palabra “hombre” como un constructo social, una
instancia posterior a la que los varones deben llegar, de acuerdo con los
mandatos sociales y culturales.
Para plantear esta analogía, diré que el título
del presente trabajo hace alusión a “El Proceso de Convertirse en Persona” (Rogers,
1972) del psicólogo estadounidense Carl Rogers, iniciador junto a otros de la psicología
humanista o tercer movimiento psicológico, a mediados del siglo XX, quien desarrolló
entre otras, dos teorías: una Teoría de la Personalidad y una Teoría de la
Terapia.
En su teoría de la personalidad, Rogers (1998)
plantea que al nacer la persona es un todo donde no existe nada por fuera de sí
mismo. Luego se irá formando su Noción de Yo, a través de cómo se percibe y
sobre todo de como los perciben los otros, en especial sus padres o personas significativas,
a quienes tratará de agradar para ganar su aprobación. Esto lo irá llevando a buscar validación en
otros, dejando de lado su propia validación. Comienza a internalizar valores
externos como propios, siempre bajo la aceptación condicional de los demás, es
decir, te quiero o te acepto siempre y cuando cumplas con lo que esperamos de
vos. Resumiendo, comienza a distorsionar todas las experiencias que no se
ajusten al deseo de los demás. Esto crea una persona disociada, en permanente
incongruencia entre su Noción de Yo y sus experiencias. La práctica terapéutica
consiste entonces en acompañar este proceso, para llegar a convertirse en una
persona más aceptante de sí misma y de los demás, congruente y menos defensiva (Teoría
de la terapia). Lo que podríamos denominar una persona psicológicamente madura.
En este punto me gustaría destacar que, estas teorías, como tantas otras, nos
hablan de una construcción de la personalidad general, obviando las cuestiones
de género. Como lo mencionara Azpiazu (2017): casi todos hombres del pensamiento
crítico, la filosofía, la política, el arte, la literatura o cualquier otro espacio han
dejado a un lado y han obviado la cuestión del género.
Es a partir de estos conceptos que intentaré hacer
un paralelismo entre los procesos que participan en el desarrollo de las
personalidades en general, y el proceso en particular que los varones
deben llevar adelante para convertirse en hombres dentro de los
parámetros que indica la masculinidad hegemónica. Cuando digo convertirse en
hombres, me refiero a ese pasaje iniciático que la sociedad naturaliza y sintetiza
popularmente en la frase: “hacerse hombre”.
En este contexto, si volvemos a leer los párrafos
anteriores, donde se desarrolla de manera muy resumida la Teoría de la Personalidad,
y la reemplazamos y leemos como una Teoría de la Masculinidad Hegemónica, podríamos
notar como la masculinidad se va conformando como parte indisoluble de la personalidad.
La Noción de (YO) Varón, tal y como es auto percibida, comienza a recibir
influencias externas que obligan a cumplir con determinadas normas, capacidades,
gustos y mandatos que hemos visto y mencionado a lo largo de la cursada. Esto puede
dar como resultado una persona disociada, en una permanente incongruencia entre
lo que íntimamente siente y lo que se espera de él como varón devenido en
hombre. De esta manera, todo aquello que no se ajuste al deseo propio, será
distorsionado y aceptado para ganar la aceptación social, sobre todo de sus
pares.
Mi propuesta en lo inmediato es continuar
reflexionando sobre los motivos que llevan (o no) a los varones cis adultos a las terapias
individuales o grupales. Plantear como interrogante si acaso el solo hecho de ser
“hombre”, con todo lo que conlleva, ya de por sí no acarrea implícitamente una
incongruencia o disociación psicológica, causada por motivos que no han sido todavía
simbolizados en la consciencia, producto de los mandatos de la masculinidad
hegemónica. Lo que desde otro lugar Viveros Vigoya (2023) menciona como: “los
dolores y costos que representa para los hombres cumplir, pero también no
cumplir, rígidas expectativas sociales y culturales en relación con la
masculinidad”.
De seguir en esta línea, muchas de las crisis
vitales o angustias podrían tener un gran componente de género y no debería
descartarse el acompañamiento desde esta perspectiva.
Por último, quiero destacar que este “Proceso de Convertirse
en Varón” debe ser tomado, no como un lugar a donde llegar o una meta, sino más
bien un lugar a donde regresar. Desandar el camino que nos regrese a ese varón inicial,
libre de mandatos y constructos externos.
Referencias:
-
Rogers,
C (1972) “El Proceso de Convertirse en Persona”, Ed. Espasa. Madrid
-
Rogers,
C (1998) “Terapia, Personalidad y Relaciones Interpersonales”, Ed. Nueva Visión,
Buenos Aires
-
Viveros
Vigoya (2023), Presentación Diplomatura en Masculinidades y Cambio Social, (FSOC-UBA)
-
Azpiazu J (2017),
Masculinidades y Feminismo, Ed. Virus, Barcelona
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